El neuquino que es atleta y albañil y destronó a los europeos en la montaña

A las 6.30 terminó la carrera entre los mejores del mundo, luego de correr 160 kilómetros por senderos del cerro Chapelco y del Parque Nacional Lanín, durante casi 20 horas.

Desde hace unos cinco años, Sergio Gustavo Pereyra se dedica a la albañilería y se especializó en carpintería de aluminio y construcciones en seco. En su Junín de los Andes fue armando su propia pequeña empresa familiar. Con eso se gana la vida. Pero correr entre las montañas es su gran pasión. Lo ha hecho desde adolescente, no sólo en el sur neuquino sino en otros lugares de la Patagonia y Chile.

En las últimas semanas la cosa venía muy complicada. Una gripe que le complicó la preparación final en los últimos 15 días casi pone en peligro lo que era su meta: ganar en la fecha del Mundial de trekking que se hizo este fin de semana en San Martín de los Andes. Él entre los seis mil corredores y corredoras que llegaron de toda la Argentina y el mundo.

Ya el año pasado estuvo cerca y quedó segundo del catalán Paul Capell que en 2022 marcó 19 horas, 26 minutos y nueve segundos. Pereyra no era el único que tenía en mente ganar la carrera y especialmente bajar ese registro, ya que desde Rusia y Finlandia habían llegado los mejores corredores de montaña que acumulan trofeos en todo el mundo.

Hombres y mujeres participaron de esta edición del Patagonia Run como fecha del calendario internacional del Spartan World Tour, en sus diferentes categorías que revolucionaron a San Martín de los Andes durante todo el fin de semana pasado.

La élite de la competencia con los más importantes corredores del mundo comenzó con una ventaja para el catalán ganador del año pasado, acumulando una ventaja de unos 20 minutos sobre el neuquino. Pero en medio de la noche, entre arroyos, subidas y bajadas, con su linterna a pleno y su sed de triunfo, Pereyra lo doblegó y alcanzó la meta con un espléndido registro de 19 horas, 25 minutos y nueve segundos, exactamente un minuto menos que Capell.

La gripe, las dificultades para sacar tiempo a la empresa de construcción para poder salir a correr y preparar el cuerpo y la mente para la carrera, habían quedado atrás. Su hija Sofía, sus familiares y afectos de Junín y San Martín se le abalanzaron cuando a las 6.30 de la madrugada del domingo, llegó a la meta primero que todos.

«Se lo dedico a mi hija y a toda la gente de San Martín que me decía que iba a ganar. Yo venía con desconfianza. A Pau le recorté en el mismo lugar que en 2022, en el Colorado, ahí aproveché. Estoy contento con eso», dijo entre abrazos y felicitaciones.

Unos minutos después llegó Capell, con quien se fundió en un largo abrazo y tercero se ubicó el ruso Aleksei Toltsenko.

El juninense, que tras los festejos volvió a su empresa de construcción, mira de otra manera sus piernas y la montaña que entra por la ventana. Ese lugar tiene su nombre que ahora se escribe en todo el mundo, entre los mejores. Pero ese no es el mayor premio que obtuvo este fin de semana entre nacionales e internacionales. El trofeo mayor es haber doblegado desde hace años cada uno de los obstáculos para potenciar su pasión por las carreras en la tierra cordillerana que lo vio nacer.

La cordillera de los Andes, la región de los lagos neuquinos, tiene un hijo que está entre los mejores del mundo. Y ese ganador de la vida y el atletismo tiene a su vez una hija que lo admira para siempre.