El asalto que cometió Butch Cassidy casi 40 años después de muerto

Un formidable debate se ha desatado en torno a la recreación del atraco cometido por bandoleros al tren La Trochita, que comenzó a operar desde Esquel en 1945. La verdadera historia de Butch Cassidy y Sundance Kid.

El próximo sábado habrá un servicio especial del tren La Trochita (Viejo Expreso Patagónico) cuando a las dos de la tarde salga desde Esquel hacia Nahuelpan, repleto de turistas que serán asaltados por un grupo de bandoleros patagónicos. La iniciativa, que ya se desarrolló en el trayecto hace más de diez años con actores de la zona, ha tenido una amplia promoción por parte de la administración del servicio ferroviario que cumplirá este 25 de mayo sus 78 años de vida.

Naturalmente, La Trochita es uno de los atractivos más requeridos por el turismo que llega a esa zona cordillerana de Río Negro y Chubut, y también lo fue para quienes en otras épocas tenían como medio de vida el robo y las fechorías. Las andanzas de muchos de ellos marcaron la historia de toda la Patagonia, pero también dieron lugar a confusiones y una amplificación sin igual de sus asaltos y crímenes a través de la conformación de verdaderas leyendas lugareñas. Así, podemos encontrar a los más famosos grupos de delincuentes y bandidos en varios lugares a la vez (con las distancias típicas de la Patagonia), cometiendo crímenes que no son de su autoría o mezclando nombres y nacionalidades.

Tanto en Santa Cruz como en Chubut, Río Negro y Neuquén, hace más de cien años y ahora, el delito se debe inscribir como una de las opciones de ingresos, penada por la ley pero existente desde los tiempos en que el vil billete comenzó a formar parte del alimento metálico y material de la población. Quizá mucho más cuando la forma más común de “relación” era a través de la pólvora y el uso masivo de armas, cuando la hacienda introducida tenía valor a través del comercio en otros lugares, cuando los bancos guardaban los depósitos y las ganancias en lugares no muy seguros o cuando una formación de un tren llevaba la recaudación más tentadora para este tipo de actividades de “guita fácil”.

Los asaltantes murieron hace 40 años

En la masiva difusión que se ha realizado de la vuelta teatralizada de uno de aquellos asaltos, en este caso por los 78 años de La Trochita, en principio se mezclaron los tantos históricos, ubicando a la cabeza del atraco a la dupla de Butch Cassidy y Sundance Kid y luego a Jack Bradford y sus bandoleros.

Uno de los escritores estudiosos del tema que más ha trabajado sobre estos grupos de bandidos llegados desde el norte de América es el chubutense Marcelo Gabirati, Dr. en Historia y miembro del Centro Nacional Patagónico (la usina científica del Conicet en Puerto Madryn), autor del libro “Buscados en la Patagonia, la historia no contada de Butch Cassidy y los bandoleros norteamericanos”. Además de un comentario realizado en la publicación del diario Río Negro sobre la promocionada actividad del próximo sábado en La Trochita, también incluimos en esta nota un excelente artículo publicado por otro investigador, Patricio Donato, en su blog “Bahía sin fondo”.

La promoción realizada fue presentada así por el matutino rionegrino: “Bandoleros en acción para detener a La Trochita. Un espectáculo que no te podés perder. La cita es el sábado 27 de mayo a las 14 horas. El punto de partida es Esquel, ese paraíso en la cordillera de Chubut en el que un legendario tren a vapor corre al pie de las montañas. El punto de llegada, la estación Nahuelpan a 18 kilómetros, con su promesa de artesanías y exquisitos sabores de la Patagonia. Pero no será todo, porque Jack Bradford y sus bandoleros recrearán la leyenda de los asaltos de Buch Cassidy y Sundance Kid, los famosos pistoleros que se fugaron de los Estados Unidos y vivieron en un campo en Cholila, a 145 kilómetros. El espectáculo está garantizado, porque como ocurría años atrás para alegría de los pasajeros, vuelve el número artístico que incluirá una persecución a caballo y la detención de la locomotora y los vagones fabricados hace 100 años”.

Y el propio Marcelo Gavirati se tomó el trabajo de publicar un comentario acomodar los tantos históricos, de esta manera: “En realidad más que una «recreación», es una invención, un acto teatralizado de algo que nunca sucedió. Butch y Sundance se fueron de Cholila en mayo de 1905, murieron en 1908 en Bolivia, mientras que la Trochita llegó a El Maitén en 1937 y a Esquel en 1945. Por lo tanto nunca pudieron robar a este tren.

Soy partidario de promocionar nuestra región, no sólo con sus muchas y variadas bellezas naturales, sino también con su rica historia. Ahora bien, si falsicamos, inventamos una episodio histórico que nunca existió, sería como que invitáramos a nuestras costas para que vean yacarés. ¿Dónde iría a parar la credibilidad y el buen nombre de nuestra Provincia y la Actividad Turística, cuando se descubre que es un engaño?

Si el precio que se cobra de por sí, puede ser considerado como un «robo» por algunos, cuestión opinable para otros… No queda ninguna duda que el hecho de «venderle» al visitante al Turismo una historia inexistente es una verdadera Estafa!

La Trochita ha sido muy importante en la región como medio de comunicación de pasajeros y cargas, cuenta con la mística recogida en el famoso libro «El Viejo Expreso Patagónico», ser uno de los pocos trenes a vapor que funciona, visitar Nahuel Pan, etc… Historia y aspectos que la hacen atractiva por sí misma! No necesita que le añadan actuaciones falsas!

Nuestra Historia chubutense y patagónica tampoco necesita que se introduzan hechos ficticios que lo único que hacen es confundir sobre la verdadera Historia de nuestra Región!

Fuente: Ramón Minieri, Ese Ajeno Sur: Marcelo Gavirati @BuscadosEnLaPatagonia”.

El salvaje oeste en el oeste patagónico

Como decíamos, para fortalecer las realidades históricas de nuestro sur argentino, vamos a compartir un análisis del trabajo de Gavirati realizado en el blog “Bahía sin fondo”, que tiene a su cargo el investigador Patricio Donato. En la publicación, titulada “Buscados en la Patagonia: el salvaje oeste en el oeste patagónico”, el autor indica que “hay una historia que nunca he tratado en el blog, más que nada por no tener información novedosa al respecto, pero que hace tiempo tenía ganas de estudiar. En las pasadas vacaciones pude conseguir un libro que andaba buscando hace un tiempo, «Buscados en la Patagonia», la historia no contada de Butch Cassidy y los bandoleros norteamericanos, del doctor en historia Marcelo Gavirati, que trataré de resumir en las siguientes líneas.

apa del libro "Buscados en la Patagonia", de Marcelo Gavirati. Fuente: Patagonia histórica.
apa del libro «Buscados en la Patagonia«, de Marcelo Gavirati. Fuente: Patagonia histórica.

Si bien hace tiempo que se sabe que los famosos bandoleros americanos Butch Cassidy y Sundance Kid vivieron un tiempo en la Patagonia argentina, esta historia era apenas conocida por unos pocos, y escaseaba el material al respecto. Gracias a la investigación de Marcelo Gavirati, quien logró acceder a un frondoso expediente judicial, de unas 500 fojas, y además contactó a testigos (niños en el momento de los hechos) que le proveyeron de información de primera mano, esta historia cobró otra dimensión. Así, en este libro podemos enterarnos de las andanzas de estos bandoleros norteamericanos, y de otros de la misma nacionalidad que se les sumaron a posteriori, en tierra patagónicas. El libro nos lleva desde los inicios de la banda, en los Estados Unidos de Norteamerica, su viaje al sur y posterior llegada a Buenos Aires, y de como terminan recalando en la zona de Cholila, junto con la bella y misteriosa Ethel Place. Allí comenzaran un proyecto colonizador similar a muchos otros emprendidos por colonos de diversa nacionalidad, al parecer con la intención de radicarse y llevar una vida honesta en la región.

La cabaña de los norteamericanos en Cholila. Fuente: Magazine Mar Australis.
La cabaña de los norteamericanos en Cholila. Fuente: Magazine Mar Australis.

No está claro si el trio (Butch, Sundance y Ethel) vino a la Argentina en busca de continuar con su «profesión» de asaltadores de bancos o si realmente venían decididos a empezar de nuevo. Los primeros años parecen mostrar que esta última era su intención. Se habían convertido en vecinos respetables, llegando incluso a recibir y alojar al entonces gobernador del Territorio Nacional de Chubut, Julio Lezana. Tenían ganado, habían construido edificaciones (cabañas, galpones, caballerizas), y estaban haciendo trámites para acogerse a los beneficios de las leyes de entonces, para hacerse con el título de propiedad de la tierra que ocupaban. Sin embargo, se lo buscasen o no, por la cabaña de Butch, Sundance y Ethel empezaron a rondar personajes de dudoso prontuario que pronto atrajeron la atención de las fuerzas de la ley.

En los diarios norteamericanos aparecían noticias de los bandoleros norteamericanos y sus andanzas en la Argentina. En la imagen se reproduce una página del periódico The Omaha Sunday Bee, del 14 de octubre de 1906. Fuente: Chronicling America.
En los diarios norteamericanos aparecían noticias de los bandoleros norteamericanos y sus andanzas en la Argentina. En la imagen se reproduce una página del periódico The Omaha Sunday Bee, del 14 de octubre de 1906. Fuente: Chronicling America.

El trio tuvo que escapar, casi entre gallos y medianoche (aunque dejando todas sus cuentas pagas, lo cual también da en que pensar), para evitar caer en manos de las fuerzas del orden. Meses después la historia los ubica, posiblemente, en el lugar del asalto a la sucursal del banco Nación de Villa Mercedes, en San Luis. Sin embargo, su partida deja tras de sí un grupo de bandoleros que da varios golpes en el oeste de Chubut (y también en Santa Cruz) y que desvela a la enclenque policía de la colonia 16 de octubre. El asesinato del gerente de la Cooperativa Mercantil, ingeniero Llwyd Ap Iwan, en 1909, y el secuestro del estanciero Lucio Ramos Otero, en 1911, son los sucesos que termina  por desencadenar una respuesta por parte del Estado. La llegada de la nueva policía fronteriza de Chubut al mando del mayor Mateo Gebhard, con sus dudosos métodos, logra ponerle un freno a esta banda, matando a dos de sus integrantes (William Wilson y Roberto Evans), y llevando a la fuga a otros dos, que presuntamente se asentarían en Chile.

Ejemplar del diario El Comercio de Punta Arenas, de febrero de 1906, donde se anuncia el robo al Banco de Tarapacá y Argentina Limitado (derecha). Una página antes aparece una publicidad del mismo banco (izquierda). Fuente: Diario El Comercio, Biblioteca Digital de la Patagonia.
Ejemplar del diario El Comercio de Punta Arenas, de febrero de 1906, donde se anuncia el robo al Banco de Tarapacá y Argentina Limitado (derecha). Una página antes aparece una publicidad del mismo banco (izquierda). Fuente: Diario El Comercio, Biblioteca Digital de la Patagonia.

Todas estas historias, que burdamente he resumido en estas líneas, se hallan profusamente descriptas en el libro de Gavirati, quien nos traza no solo la historia de estos prófugos de la justicia sino multitud de historias relacionadas con la colonización del oeste del Chubut y algunos de los pioneros. Un libro recomendable para adentrarse en esos años donde fronteras y leyes aún eran borrosas, y el siglo XIX aún no terminaba de despedirse. Por mi parte, creo que he comentado lo suficiente, ahora los invito a leer el libro, y a verlos en la próxima entrada de este blog. Hasta entonces”.


Fuente: Pasó Hoy neuquen.uno recomienda los contenidos de Pasó Hoy

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