La historia de Bernardino Baigorria, un criancero de 72 años del paraje Portezuelo Chico, bien podría ser la escena final de una película de western patagónico. Perdido durante doce horas bajo la intensa nevada del domingo, logró sobrevivir gracias a su experiencia, su temple y una decisión que le salvó la vida: no bajarse del caballo.
Todo comenzó cerca de las cinco de la tarde, cuando Baigorria salió al campo a buscar a sus chivos y caballos. Las condiciones climáticas empeoraron rápidamente, y la nieve comenzó a cubrir todo el paisaje, borrando huellas y referencias. A pesar de conocer el terreno, se desorientó.
Alcanzó a hacer una llamada a su esposa, desde su celular, y le dijo que creía estar en la zona de Loma Negra, pero que no encontraba el rumbo. Poco después, el teléfono se quedó sin batería y se cortó todo contacto. La familia, acostumbrada a los ritmos de la vida rural, entendió rápidamente que algo no estaba bien.
Su hija Melani, que es policía en Zapala, recibió el mensaje de su madre y activó el operativo. Mientras uno de sus hermanos y su cuñada salían desde Los Catutos para rastrear a caballo la zona, Melani se presentó en el comando policial, hizo la denuncia formal y se sumó al grupo de búsqueda con varios compañeros.
Al llegar al campo familiar, se quedó conteniendo a su madre, mientras dos hermanos, un sobrino y los policías se internaron en plena noche y bajo una nevada persistente. Las horas pasaron sin novedades, hasta que, alrededor de las 4.30 de la madrugada, lograron divisar al criancero: seguía a caballo, empapado, pero lúcido.
“No me bajé porque sabía que si lo hacía, no iba a poder subirme de nuevo por el frío”, dijo después. Aguantó con la única idea de sobrevivir la noche para que, con la primera luz del día, poder encontrar el rumbo de vuelta a casa. Baigorria se negó a ser trasladado al hospital. Solo pidió volver a su casa y descansar.