El periodista Reynaldo Sietecase anunció en su programa radial el inicio de un trámite formal ante Guinness World Records para reconocer a Luis Caputo, ministro de Economía, como el responsable de la mayor acumulación de deuda pública en la historia. La medida fue presentada de forma seria y oficial, sin intenciones humorísticas.
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Durante la transmisión, Sietecase enfatizó que la iniciativa no pretendía ser una simple puesta en escena, sino una solicitud formal destinada a que el organismo internacional examine meticulosamente la gestión de Caputo, evaluando si cumple con los estrictos criterios que exigen registros medibles, verificables y de gran interés global.
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El presentador señaló que, en opinión de su equipo, las acciones de Caputo cumplen con los requisitos que Guinness demanda para el reconocimiento de hazañas extraordinarias, ya que su desempeño es cuantificable, verificable y susceptible de ser superado, lo que lo convierte en un candidato polémico para este record mundial.
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En tono irónico y crítico, el equipo de Sietecase recorrió las condiciones que debe cumplir una hazaña para ser registrada por Guinness, haciendo hincapié en la necesidad de contar con evidencia irrefutable y en que se trate de un logro sin precedentes, esperando que no se repita la situación actual.
“Creemos que lo que ha hecho Luis Toto Caputo encuadra en todas las características que pide Guinness: es medible, verificable, rompible y tiene interés internacional”, aseguró. En esa misma línea, indicó que «esperamos que el que lo mejore no sea el propio Caputo”, a sabiendas que los récord Guinness se van actualizando con el correr de los años.
El antecedente de Luis Caputo con el FMI
El pedido de Sietecase apunta a que no es la primera vez que Caputo realiza un pedido al FMI. En el marco de la turbulencia financiera que afectó a Argentina en 2018, el entonces ministro de Economía se posicionó como la figura principal en la negociación de un préstamo internacional ante el Fondo.
En aquel año, el monto solicitado ascendió a aproximadamente 57.000 millones de dólares, cifra que representó una apuesta de gran envergadura para hacer frente a los problemas estructurales y financieros que el gobierno de Mauricio Macri denunciaba. Este acuerdo no solo implicó el compromiso de una suma millonaria, sino que se constituyó en una herramienta para impulsar reformas económicas profundas. La negociación del préstamo fue compleja.
Lo insólito fue que la justificación presentada por Caputo se contradijo. Porque, por un lado, aseguró que había una imperiosa necesidad de reestructurar la economía del país, a fin de controlar el gasto público y mejorar la competitividad en el ámbito internacional. Según sus declaraciones, contar con el respaldo del FMI era crucial para garantizar la estabilidad de la moneda y generar un ambiente propicio para atraer inversiones.
Pero, además, deslizó que recurrían al FMI «por responsabilidad. En Argentina no es muy común la anticipación de los problemas. Tenemos que dar certidumbre y certezas a la gente y a los mercados. Vamos a tener financiamiento, independientemente de lo que pase en el mundo y a las mejores tasas».