Jujuy, un reflejo del Neuquén de 2007
Un gobernador que presume de la mano dura para lanzarse a una carrera presidencial. La represión desmadrada de la protesta para garantizar la «paz social». Una pelea obstinada con los gremios docentes. Una granada de gas lacrimógeno que impacta en la cabeza de un manifestante. Los acontecimientos de Jujuy en las últimas semanas parecen mirarse en el espejo roto de la Neuquén de 2007, cuando Jorge Sobisch buscó, sin éxito, convertirse en el próximo presidente de los argentinos.
A comienzos de junio de este año, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, impulsó una reforma exprés de la Constitución provincial que fue rechazada por las comunidades indígenas por inconsulta y porque limita sus derechos sobre los territorios para ampliar el extractivismo, que tiene al litio como actor principal.
Esa reforma, además, introdujo en el artículo 69 la prohibición y criminalización de la protesta social, en un contexto de amplia movilización de docentes que reclaman con paros y marchas una recomposición salarial que impacte sobre el salario básico (que actualmente es de 34 mil pesos) para estar por encima de la línea de pobreza.
