
Una fuga muy planificada… con ayuda del juez de paz
La evasión preparada en medio del hacinamiento de la cárcel de la nueva capital -un vulnerable tinglado de zinc galvanizado-, salvaje y cruenta, debía estallar a los dos años y dos meses de la fundación capitalina bendecida por el empavesado discurso del ministro del Interior Joaquín V. González. Es la historia de una gran planificación y mayor fracaso.
La idea de una gran fuga ya bailoteaba en los sueños de los procesados y convictos que -entre no pocas penurias y mortificaciones- habían peregrinado celosamente custodiados por cuarenta soldados del 2 de infantería (otras noticias contabilizaron 20 soldados y varios oficiales).