La amazona desnortada
“Se equivocó la paloma
creyó que el norte era el sur
Se equivocaba…”
(Rafael Alberti)
Ahora que habían muerto sus padres tenía que cuidar la tienda y a su hermana de 17. Hasta sus hermanos se lo reclamaban. Para cumplir mejor se había separado de su marido; su suegra también había muerto para que lo entienda.
Pero su cuerpo la traía preocupada: engordaba, soltaba leche, y eso que no tenía ningún hijo. Sobre todo la atemorizaba ese vientre que no había parado de crecer; y últimamente sentía unos movimientos extraños ahí dentro.