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Existe un tipo de árbol frutal que está ganando popularidad por dos motivos: su facilidad para desarrollarse en espacios limitados y la doble promesa que ofrece: cosechar sus frutos frescos y atraer la buena suerte. El mandarino, una especie muy valorada en Argentina, es recomendado por los especialistas para ser cultivado en contenedores, una alternativa fantástica para embellecer y dar un toque de frescura a cualquier balcón o terraza urbana. Esta elección combina una gran utilidad práctica con un profundo significado cultural.
Esta variedad de cítrico se adapta sin inconvenientes a grandes tiestos, llegando a medir entre dos y tres metros si se realiza una poda regular. Esta planta no solo adorna los exteriores con su atractivo follaje, sino que también ofrece deliciosos frutos con un aroma inconfundible en poco tiempo. Su rápido desarrollo garantiza que tendremos provisiones frescas durante los meses más cálidos del año.
Para garantizar un crecimiento óptimo, el árbol necesita un suelo que tenga excelente drenaje y que esté enriquecido con elementos esenciales como el nitrógeno y el potasio. Es imprescindible utilizar una maceta con una capacidad mínima de cincuenta litros; esto permitirá que su sistema de raíces pueda expandirse correctamente. Cumplir con estas condiciones básicas resulta crucial para mantener la salud y la productividad de la planta.
Preparación y cuidados esenciales para tener un árbol de mandarina fuerte
Al momento de trasplantar el ejemplar, se sugiere colocar primero una capa de material grueso, como pequeñas piedras o trozos de cerámica, en el fondo del recipiente para asegurar el desalojo correcto del exceso de agua. Luego, se debe emplear un sustrato formulado específicamente para cítricos, cubriendo por completo las raíces del árbol. Después de completar este proceso inicial, se recomienda regar la planta dos veces al día durante las dos primeras semanas.
Una vez que el mandarino se ha aclimatado a su nuevo espacio, la frecuencia de riego puede reducirse a una vez por semana, realizando el aporte de agua cuando se perciba que la tierra está ligeramente seca.
Es vital posicionar la maceta en un sitio donde reciba abundante luz solar directa y resguardarla de las corrientes de viento intensas. Siguiendo estos sencillos pasos, es posible cultivar un ejemplar robusto, con una abundante producción de frutos y un follaje que revitalizará el entorno.
Además de sus ventajas prácticas y estéticas, el mandarino encierra un fuerte simbolismo dentro de las prácticas del Feng Shui. Las mandarinas de tono dorado son consideradas un emblema de la prosperidad, la buena fortuna y la vitalidad energética en el hogar. Su color vibrante está asociado directamente con la activación del elemento Fuego, lo que potencia su capacidad para atraer la abundancia.


