A su pueblo lo inundará un lago, pero Melani resiste con sus fotos

Tiene 20 años y retrata la vida y la naturaleza de Quili Malal, la población neuquina de 160 habitantes que algún día quedará bajo el agua de Chihuidos. Cómo es la vida provisoria de un lugar lleno de historia.

Desde que los padres de Melani eran chicos que se habla de trasladar el pueblo porque va a quedar bajo el lago de la represa Chihuidos. En los años 70, la que era entonces Agua y Energía Eléctrica (AyE) ya ideó construir una central para generar energía en la zona donde el río Neuquén recibe el impulso del Agrio. El embalse de agua, de casi 19 mil hectáreas, cubriría lo que ha sido y es Quili Malal, el pueblo donde nació en 2003 Melani Riquelmes y de donde son sus padres y sus abuelos.

¿Cómo ha sido para varias generaciones nacer y crecer en un lugar que tarde o temprano será el fondo de un lago? Como todo lo provisorio, quién apostaría por algo definitivo, quién invertiría, quién mejoraría caminos, infraestructura, servicios.

Y tan lejana y arrasadora como el agua de Chihuidos es la pasión por la fotografía de esta jovencita que hoy está en tercer año de abogacía, en Zapala.

Se la ve a ella, caminando desde la chacra a la Escuela 14 Alejandrino Rosales, mirando el paisaje del río Agrio y los árboles, las elevaciones y las flores, retratando en sus ojos de guardapolvo blanco, esa vida. Las imágenes y los derechos, iban de la mano de esa niña (hija única) que amanecía caminando a la escuela y retornaba a media tarde a su casa.

Esos colores y esa vida de campo por fin pudieron ser guardadas en su flamante celular con cámara, cuando tenía 13 años y disparaba a diestra y siniestra guardando para siempre lo que amenazaba con ser provisorio. Congelar ese momento que algún día sería cubierto por el agua y pasaría a ser el fondo de un lago.

Quili Malal, en el centro-este de Neuquén
Los frutos en el paisaje de Quili Malal (Fotos de Melani)

“Por más que hiciera frío o lloviera, iba igual a la escuela por esas ganas de aprender y de estar con mis compañeritos”, cuenta Melani mientras selecciona las 50 fotos que podrían ilustrar esta nota. Muchas veces caminaba sola, otras acompañada por su abuela Marta De La Torre o unida a otra madre con su hijo que iba en el sentido de la Escuela 14. Al llegar, las tres o cuatro maestras la recibían en el primer ciclo (quienes estaban entre primero y quinto grado) o en el segundo (de quinto a séptimo).

El paisaje de “Quili” (como lo llama amorosamente) aparece todo el año pero el río también está presente, especialmente en las épocas donde el calor llega a la zona centro-este de la provincia del Neuquén. “Era salir de la escuela y a eso de las cuatro, cuatro y media, irnos al río a bañarnos, jugar, tomar mate con tortas”.

Luego llegó la etapa de la escuela secundaria y junto a los de su edad, viajar todos los días a Bajada del Agrio, en el transporte que gestiona la Comisión de Fomento de Quili. Cinco años saliendo a las seis de la mañana y retornando casi a las ocho de la noche, con todos los climas y condiciones del camino de ripio.

Quili Malal, en el centro-este de Neuquén
El paisaje quedará para siempre, más allá del agua que venga (Fotos de Melani)

Y a medida que avanzó en la vida, aquella niña ahora adolescente acompañó a Melani en sus dos pasiones: la fotografía y los derechos. “Alguien más tiene que ver lo que es esto”, dice con respecto a las fotos. “Siempre me gustó la defensa de los derechos de todas las personas”, cuenta con respecto a la carrera que la tiene hace tres años cursando en la Universidad Católica de Salta, en un régimen semi-presencial de Abogacía.

Para el retrato de Quili, ahora “me pude comprar una cámara digital, una Nikon, que es la que usé para las fotos que pueden ir en esta nota” y que publica también en su página de Facebook para eternizar su Quili como un testimonio de vida, de historia y de amor.

Unos mates a la vera del río Agrio, Neuquén
La vida, el mate y las tortas, en la costa del río Agrio (Foto de Melani)

En estos días, de marzo a diciembre, quedan pocos jóvenes en Quili Malal por la continuidad de los estudios o porque han partido tras nuevos horizontes. Hoy el paisaje de otoño en las chacras, el tránsito veloz del Agrio y los primeros fríos en la zona, son un escenario que lejos de anticipar la muerte está recreando el ciclo de la vida.

Y allí está Melani multiplicando las imágenes que impulsan a ese pequeño pueblo de 160 habitantes a no bajar los brazos y mirar por sobre el agua que –dicen- algún día poblará sus casas y calles.

Un atardecer en Quili Malal, como pocos en la Patagonia
Un atardecer en Quili Malal, como pocos en la Patagonia (Foto de Melani)

Tras la pasión de la fotografía y el derecho, también está el gran esfuerzo de sus padres (Marcelo Riquelmes y Magalí Melo), de sus abuelos (Cedilio Melo y Marta De La Torre) y su otra abuela Eloísa López.

Melani, con sus 20 años, su cámara y su estudio como armadura para avanzar en la vida. En Quili Malal, el “corral colorado” que ya no encierra sueños.


Fuente: Pasó Hoy neuquen.uno recomienda los contenidos de Pasó Hoy

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